Autor: Ian

  • Dadá, un espacio cultural en resistencia

    Dadá, un espacio cultural en resistencia

    Casi por una inercia que nos viene del pasado medieval, postcolonial, luego el México porfirista y más tarde el mediocre oficialismo que pronto se ligó grotescamente a la descomposición globalista que terminó arruinándolo todo; el concepto “Arte” es particularmente mal querido casi en la faz de nuestra identidad Mexicana.  Claro que esta breve idea no menosprecia los esfuerzos, sangre y garra del verdadero arte mexicano; quizá incluso por la clandestinidad a la que históricamente ha sido condenado, el maravilloso arte mexicano se caracteriza por su carácter revolucionario. 

    Ejemplos dignos de arte supremo abundan en el país, y en prácticamente todas las disciplinas. Todos ellos reivindicativos y pronunciamientos claros de su distancia a las obsesiones eurocentristas. Pero esto es más bien sólo un contexto de algo realmente importante sucediendo en las orillas de la CDMX, particularmente en Tláhuac, Tlaltenco para ser precisos. 

    El pasado 22 de febrero,  en el marco del segundo aniversario del jardín cervecero Originarios en Tlaltenco, tuve una conversación con Sahian, quien desde hace algunos años, se encarga desde su trinchera, de gestionar el Foro independiente de Arte, Dadá.  ¿Qué es el arte? ¿Por qué haces lo que haces? ¿Qué es el foro Dadá?

    El Arte como un Derecho Universal

    Durante nuestra entrevista, Sahian reflexionó sobre el papel del arte en nuestras vidas y cómo este no debería ser un privilegio reservado para unos pocos. En su opinión, el arte es un medio poderoso para conectar a las personas, brindar experiencias sensoriales únicas y fomentar una identidad cultural sólida. Sin embargo, también señaló que el acceso al arte muchas veces está condicionado por factores económicos y sociales, lo que limita su alcance y disfrute.

    En este contexto, el Foro Dadá se presenta como una alternativa que rompe barreras, llevando actividades artísticas y culturales a comunidades que históricamente han sido marginadas en términos de oferta cultural. Este esfuerzo no solo democratiza el acceso al arte, sino que también promueve el desarrollo de talentos locales y fortalece el tejido social.

    ¿De qué se trata Dadá? ¿Qué significa para la comunidad y qué aporta este espacio?

    Sahian DavilaDadá es una iniciativa que busca empoderar y generar una oferta artística de calidad profesional aquí en el suroriente de la Ciudad de México. Surge de la necesidad de tener acceso al arte cerca, de poder ir a ver danza, teatro o una exposición sin tener que desplazarte al centro de la ciudad. Es un proyecto que responde a esta carencia y que busca abrir espacios para que las personas puedan disfrutar del arte en su propia comunidad.

    Basado en los principios del Manifiesto Dadá, el foro plantea una postura crítica frente a la centralización cultural que históricamente ha relegado a Tláhuac y otras periferias. En el manifiesto se destaca cómo la narrativa dominante ha posicionado al centro de la Ciudad de México como el epicentro cultural, mientras que las periferias son vistas como espacios carentes de valor artístico. Dadá rechaza esta visión y propone una descentralización cultural que valore las expresiones artísticas locales y construya una autonomía creativa desde la periferia.

    El manifiesto hace un llamado claro: “No esperes que el centro tome en cuenta a Tláhuac. ¿No hay oferta acá? Hagamos la oferta”. Este mensaje resuena con el espíritu del Foro Dadá, que se posiciona como un espacio donde la comunidad puede crear, compartir y vivir el arte sin necesidad de validación externa.

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    Contra la Cultura de Consumo y el Capitalismo Tardío

    Otro eje importante de Dadá, es su rechazo a la homogeneización cultural impuesta por la industria del entretenimiento y el capitalismo tardío. Según su postura, “ la cultura de masas no es tu amiga: busca convertirnos en consumidores pasivos y desempoderados, distraídos por íconos mediáticos y tendencias vacías.”  En contraste, Dadá aboga por una creación cultural auténtica, basada en las conexiones humanas reales y en la diversidad de experiencias.

    En palabras del manifiesto: “El arte no es una galería ni un museo, no es un escenario ni un teatro. El arte somos los seres humanos que nos vulneramos en un grito, somos las almas que hacen eco a ese grito, somos el coro de latidos, somos el ritmo de la transformación”. Este enfoque resalta la importancia de devolver al arte su carácter humano y comunitario, alejándolo de las dinámicas de mercado y consumo.

    – Mencionas que el arte muchas veces está limitado a ciertos sectores sociales. ¿Crees que el arte debería ser más accesible?

    Sahian Davila -Totalmente. Creo que tiene que ver con el acceso, con el territorio y con las dinámicas de vida. Muchas veces el arte parece restringido a quienes tienen los recursos económicos para acceder a él. Por ejemplo, ir a eventos como Zona Maco implica pagar precios que no toda la gente puede cubrir. Sin embargo, el arte no debería ser algo exclusivo. No se trata solo de grandes obras o exposiciones en museos, sino de experiencias cotidianas: escuchar música, ver una obra de danza, o simplemente detenerte a observar algo que te conmueva.

    “Dadá es un proyecto que responde a esta carencia y que busca abrir espacios para que las personas puedan disfrutar del arte en su propia comunidad.”

    Creación Transformadora y Resistencia

    El Foro Dadá también se identifica como un espacio de resistencia frente a las estructuras hegemónicas que buscan absorber y neutralizar las expresiones culturales periféricas. Inspirado en el espíritu del dadaísmo original, el foro promueve la irreverencia, la disidencia y la transformación como herramientas para agitar conciencias y desafiar el statu quo.

    En su manifiesto, invitan a las personas a tomar el arte como un arma de resistencia y transformación: “Tus armas son la poesía, tu escudo la ternura. Baila, pinta, escribe, canta y grita. Que el centro nunca te quite tu alma, no te disfraces para agradar”. Este llamado a la acción refleja la esencia del Foro Dadá como un espacio donde el arte no solo se experimenta, sino que se vive como una forma de lucha y autodefinición.

    No es solo un espacio físico, para Sahian, Dadá es un movimiento que inspira a otros a ver el arte como una herramienta de transformación social. Proyectos como este nos recuerdan que el arte independiente y la difusión cultural son esenciales para construir sociedades más inclusivas, creativas y conscientes de su riqueza cultural.

    ¿Cómo se vive el arte desde Tláhuac?

    • Hablaste sobre cómo muchas veces buscamos lo “externo” y dejamos de lado lo local. ¿Cómo ves este fenómeno en Tláhuac?

    Sahian Dávila Es algo que me he cuestionado mucho. Durante años vivimos buscando lo de afuera, lo del centro, lo “grande”, y dejamos de lado lo que tenemos aquí. En mi caso, no conocí la riqueza de la zona lacustre de Tláhuac hasta los 23 o 24 años, a pesar de haber vivido aquí toda mi vida. Creo que necesitamos redescubrirnos, valorar lo que somos y lo que tenemos. Eso también es parte de lo que busca Dadá: reconectar con nuestra identidad y con nuestro entorno.

    • ¿Qué mensaje le darías a las personas que nos leen o escuchan para invitarlas a conocer Dadá y a explorar el arte en Tláhuac?

    Sahian Dávila – Les diría que se permitan disfrutar, que se abran a las posibilidades infinitas que ofrece el arte. Dadá es una propuesta que busca explorar lo que están diciendo los artistas locales y también enriquecer nuestra escena con perspectivas externas. El arte no tiene que ser algo inaccesible o lejano, es parte de nuestra vida cotidiana, de nuestras experiencias y de nuestra humanidad. La invitación es a descubrirlo, a cuestionarlo y a disfrutarlo.

    Para los creadores de Tláhuac, el arte es revolución

    La respuesta de Sahian a la pregunta: “¿Qué te motivó a impulsar este proyecto desde Tláhuac y Tlaltenco?”.  Es quizá algo que representa a gran parte de los creadores en esta zona de la CDMX:

    Sahian DavilaEs una pregunta muy personal. Creo que viene de una necesidad de creer en mí misma y en mi comunidad. Desde niña estuve involucrada en talleres y actividades culturales, pero no tuve acceso a espacios profesionales hasta que fui mayor de edad. Me cuestionaba por qué no tuve esas oportunidades desde pequeña, y eso me llevó a querer crear un espacio donde otras personas, sin importar su edad, puedan acceder al arte. Dadá nace de esa reflexión y de esa necesidad de ofrecer algo a mi comunidad, de decir: “Sí se puede”.

    Tláhuac cabe en sí mismo. 

    Aunque breve y particularmente inesperada, la charla con Sahian en el aniversario de Originarios Jardín Cervecero, arroja luz sobre uno de los rasgos característicos de los cientos de proyectos autogestivos desarrollándose en Tláhuac; todos ellos gestándose desde su propia trinchera y especialmente en labores que dignifican cada una de las actividades en que se especializan. Este par de noches son solo una breve muestra del talento y empuje que caracteriza este lado de la ciudad: Cerveceros independientes, Proyectos musicales, Artistas Plásticos, Artes circenses, gastronomía, artesanías, etc. Todo esto conviviendo bajo el mismo espacio, y dejando fuera la anacrónica idea de la “competencia”. Tláhuac cabe en sí mismo. 

  • El lobo y el cordero

    El lobo y el cordero

    El lobo y el cordero estaban ya cansados de formar parte de parábolas, fábulas y cuentos para niños. Especialmente el lobo, al cordero más bien le fastidiaba ser interrumpido de su hora del almuerzo (que duraba todo el día) para hacer su papel, el único que siempre ha sabido hacer a la perfección. 

    El lobo por su parte, tenía varias cosas en la mente. Pero principalmente quería dejar de participar de esas (según él) inútiles fábulas que además de no significar nada para él, en la mayoría de las ocasiones lo obligaban a dejar libre a la oveja antes de siquiera hacerle un rasguño. Regularmente, las fábulas iban de eso. El cordero por su parte aprovechaba estos dramáticos encuentros controlados, para hablar de ella misma con sus similares como una sobreviviente, un guerrero mítico que se enfrentó al lobo y consiguió la victoria, no solo escapando de él, sino dejándolo más hambriento y cansado que nunca. La realidad es que el lobo simplemente dejaba huir a la oveja.

    A menudo la oveja no se conformaba solo con huir, sino que una vez segura de que en el cuento no figuraba su muerte. Se encargaba de acosar al lobo arrojándole piedrillas con sus diminutas pezuñas, o cagándose en su camino para que el lobo eventualmente se ensuciara de mierda. Esa era una de las cosas que el cordero hacía muy bien.

    El lobo andaba dubitativo y hambriento, y aunque no podía evitar sentir mucha hambre cada que miraba una oveja a lo lejos, usualmente solía desistir de intentarlo. Las funciones eran tan extenuantes que seguramente su proximidad al cordero solo serviría para apresurar el comienzo de un nuevo drama. 

    Así pues, antes de que por accidente se topara con una oveja,  el lobo tenía que apresurarse a comer lo que encontrara a su paso. Su dieta por lo regular se trataba de pasto, piedras o incluso insípidos escarabajos y arañas. 

    Tardó mucho en notarlo, pero el can por fin se dio cuenta de que había un truco en todo esto. Aquel ser que inventaba las historias depositó al azar un valor en el lobo y la oveja, que además era totalmente arbitrario. En esa repartición de papeles, el lobo fue menos afortunado, pues mientras a él le tocaba representar todas las cosas malas y astutas, el cordero había conseguido encarnar el papel de la virtud, las cosas buenas y simples. La elección de actores fue tan aleatoria, que así como se eligió un lobo, pudo ser un gato; así como un cordero, pudo ser un asno. No existía nada peculiar en ninguno de ellos que justificara su personaje. 

    Mientras a la oveja gorda y limpia le eran concedidos toda clase de honores y comodidades, al lobo flaco y cansado se le perseguía duro por sus impulsos supuestamente diabólicos y a menudo era blanco de escarnio por parte de las ovejas. El ser desequilibrado que inventaba los cuentos, pocas veces alimentaba al lobo, y cuando lo hacía, solía ser bajo acusaciones de perjurio y penosos castigos por cosas que ni siquiera estaban en su naturaleza. Es por esa razón que el lobo de los cuentos es siempre famélico y deprimente. 

    No obstante, la perezosa oveja no paraba de quejarse cada que era llamada a escena, el alimento y cuidado constantes le dieron tal seguridad de sí misma, que incluso en un signo de arrogancia determinó que el lobo no era digno de cazarla. Como digo, ambos estaban ya hastiados de participar en el cuento, uno por cansancio, el otro por flojera. 

    Un día, estaba el lobo regresando de su faena, casi ciego y sordo a causa del hambre, cuando de pronto notó que algo se movía en la espesura de la vegetación. Se acercó y mientras lo hacía, solo esperaba que no fuera otro borrego charlatán que quisiera hacerse de una historia a costa de él; a esas horas lo único que esperaba era dormir. Se internó pues entre la hierba, y no tardó en encontrarse con que una liebre desesperada por huir intentaba pasar a través de un hueco en la tierra que no tenía salida, sino un fondo a penas pequeño. El lobo recordó que se trataba de un agujero que días antes había hecho para comer algunas raíces. Por sí mismo el lobo no es un animal astuto, así que tardó en darse cuenta de que ese agujero se convirtió por casualidad en la trampa de la liebre. 

    Cuando reaccionó, tiro del conejo fuera del hoyo y lo recostó frente a él, se notaba en los ojos de la liebre un dejo de resignación que no tardó en convertirse en desconcierto. El lobo miró fijamente a la liebre tendida entre sus patas por un buen rato, entonces ella le dijo al lobo: 

    -¿Qué estás haciendo lobo idiota? 

    Con esas palabras , el lobo salió de su trance y respondió:

    -No lo sé, ¿no vas a balar y suplicar por tu vida? ¿No tienes que escapar y fingir que te hice daño? 

    La liebre se quedó perpleja después de esto, nunca hubiera esperado de un lobo tal clemencia y torpeza, después de sonreír un poco, respondió con desdén:

    – Lobo amigo, soy una liebre y tú un lobo, me capturaste, y ahora has de comerme.

    Dentro de sí, la liebre comenzaba a sentirse avergonzada por la posibilidad de que el lobo tuviera piedad con ella a causa del sentimiento más vil que existe: La condescendencia. Ella no hubiera podido seguir su vida después de ser absuelta por un lobo, el estigma de “la lástima” hubiese torturado a la liebre por el resto de sus días. 

     El lobo le dijo:

    -Entonces, ¿De esto se trata?

    -Así tiene que ser lobo.

    -Esta bien liebre, adiós.

    Dicho esto, el lobo reventó la cabeza de la liebre con la fuerza de su hocico, y la arrancó de cuajo. Devoró al magnífico animal de solo tres bocados.

  • Sombras en la sucia calle

    Sombras en la sucia calle



    ¿Hice lo correcto? ¿No? ¿Debí abandonarlo? ¿Matarlo más? ¿Debí morir ese día?.

    Cuando le conocí, su apariencia era simplemente desagradable, pero no más. Deambulaba sin dirección y era difícil deducir de dónde venía, o que lo había hecho llegar ahí; una cosa es cierta, su claro deterioro me decía que debía ayudarle.

    Habemos personas con el complejo de restaurador, que insistimos en enfocar las fuerzas en causas decrépitas y lastimadas; dientes que cuelgan de un nervio, heridas internas, huesos rotos, ladrones y alcohólicos, perros moribundos, abortos; aquello cuyo precipicio es insalvable. Todo por catalizar el dolor de un vacío hondo y sin contenido; causas que están pactadas con alguien para ser pérdidas.

    Mira, puedes descansar acá, debes tener frío y hambre, ¿cómo te llamas?

    ¿Importa? ¿Para qué necesitarías saber mi nombre?

    -Bueno, solo quiero ser amable. Puedes descansar, todo estará bien. ¿Tienes hambre? Toma – le acerqué una bandeja con comida, y agua. Apenas lo miró, no respondió nada.

    ¿llevabas ya mucho tiempo donde te encontré? Seguro estarás lastimado.– Insistí.

    Somos aquellas personas que exprimen de la carne seca, la última esencia de vida. Yo nos miró más como carroñeros que como “ayudadores”. ¿Los veganos?, ¿PETA? Esos son simplemente mamones simuladores, y no hay nada bueno que decir sobre ellos.

    Puedo revisarte si me dejas, y después un baño.– Pero no respondía. Entonces intenté acercarme.

    ¡Déjame! ¿Acaso te he pedido que te acerques?

    ¿Me vas a decir tu nombre? ¿qué te sucedió? ¿Por qué te encontré ahí?

    Decía que al rescatarle nada sabia de el más que su estado era deplorable; a menudo uno toma decisiones importantes por inercia, y cae en trampas que prácticamente uno mismo se tiende. Se cree en el concepto de la “Piedad” como si fuera un virtud, pero prácticamente todas esas etiquetas esconden un significado opuesto, son más bien disfraces para los impostores, casi lo mismo que la piel de la oveja al lobo.

    Cuando se adopta una causa, especialmente en pos de alguna falsa virtud como la “Piedad”, se hace previa evaluación de los beneficios morales que hay en ello, si el proyecto resulta mostrar autonomía como para superar su dependencia, se pasa de él en busca de algo suficientemente deteriorado. Es por eso que los piadosos aman adoptar perros y no personas, cuervos, gatos, reptiles o monstruos. El enervante favorito de un bienhechor siempre será el agradecimiento, y la naturaleza idiota de un perro encaja perfecto con ello.

    Se mostraba irritado, entonces me dijo:

    -¿Para qué quieres saber todo eso? ¿Acaso tiene alguna importancia? Simplemente no es nuestro destino ser relevantes en nuestras vidas. Querías ayudarme ¿no? Pues lo hiciste, aquí estamos.

    -Oye, pero ¿por qué reaccionas así? Yo solo intento ayudar, conocer tu nombre.

    -Mi nombre no importa, y no sirve de nada saberlo.

    – ¿Por qué piensas que no eres importante como para saber tu nombre?

    De su hocico noté una mueca parecida a una sonrisa irónica. Luego dijo:

    – No soy yo por quien te interesas, lo que necesitas es darle un nombre a tu gesto, ni siquiera nos conocemos, no estamos destinados a tener nada en común.

    Para un restaurador, agradecer es tan penoso como pedir perdón; somos personas tan rotas que ambas cosas suman grietas irreparables en nuestros corazones enfermos. Ese es otro de los motivos que mueven esa fascinación por la pepena que hay en los recolectores de carroña.

    Oye, tienes que relajarte, ¿prefieres volver a la calle con el estómago vacío?

    -No sé, dímelo tú, ¿Te sentaría bien que  te dejara sin haber logrado hacer nada por mí?

    -¡Tienes una actitud muy negativa! Yo sólo quiero platicar.

    -¿Tienes ganas de platicar? Entonces deja que te hable un poco sobre ti…

    Lo maté pues, porque se mostró hostil, lo suficiente como para recuperarse, como para pronto dejar de necesitarme; de hecho, en realidad nunca lo hizo, no se alimentaba de migajas como los otros, ni parecía tener sed, nunca me miró como su ayudador, pero no se mostró reticente a mi rescate. Lo maté porque era libre y fue su decisión marchitarse; quiso ser su propia víctima y esas cosas no están bien.

    Lo maté porque ayudar no es un juego. Algo que cae a voluntad, no debería poder levantarse por sí mismo.

  • “Johanne Sacreblu” o la necesidad de Discutir a ladridos

    “Johanne Sacreblu” o la necesidad de Discutir a ladridos

    “Johanne Sacreblu” o la necesidad de Discutir a ladridos

    • Hace años, una amiga me contaba acerca de lo infeliz que era en la relación que había forjado con su entonces (y actual) pareja. Hablaba sobre todo el daño que él le había hecho y las oportunidades y flexibilidad que ella tenía para dar lo mejor en cada ocasión. Meses después de esa última conversación, me buscó para contarme cuánto lo odiaba y que deseaba empeñarse en hacerlo infeliz de la misma forma que él lo hizo. ¡Esa era su meta vital!
    • Otro ex amigo mío vivía obsesionado con reciclar añejos sentimientos preparatorianos de rencor que le quedaron de un tiempo en que ambos éramos personas completamente distintas. Apelaba a argumentos que más bien intentaban ser zancadillas emocionales; como no obtenía respuesta, se replegaba y más tarde regresaba para atacar desde otro ángulo que, según él, era más agudo.
    • Un par de periodistas de pseudoizquierda controvierten sobre las posturas fascistas y xenófobas de Trump con relatos como: “¡A ver ora que se incendió California!, ¡A ver qué van a hacer con tanta deportación! ¡¿Quién les construye sus casas?! ¡A ver ora que reconstruyan Los Ángeles los ricos!”.
    • Una mujer colombiana publica una canción donde hace alusión a la presunta infidelidad de su entonces pareja, detallando escenas y asuntos que llegan al extremo de la autodegradación y convierte su supuesto asunto en una polémica internacional y un éxito mediático que no ha cesado desde hace más de un año.
    • Un director de cine francés levanta polémica nacional luego de que su última película fuera ovacionada entre supuestos foros de especialistas en cine a lo largo del mundo. La película en cuestión es totalmente imprecisa en sus alusiones y está basada por completo en estereotipos anacrónicos y en una ignorancia evidente sobre el lugar donde se desarrolla: México.
    • Una creadora de contenido publica una supuesta producción satírica que “responde” a las imprecisiones de una película mala de por sí, con argumentos, situaciones y estereotipos intencionadamente ridículos, con la intención de generar una contranarrativa que visibilice lo injusto de que Emilia Pérez sea una película que… exista. Algo así. 

    ¿Qué es lo que prevalece en estos, y los millones de ejemplos que saturan nuestras conversaciones? Una intención casi colectiva de enrolarse en discusiones aparentes, superficiales y fútiles. También una tendencia a bordear lo más posible los problemas reales, hasta extremos ridículos y nocivos.  

    El ataque de Occidente a la idiosincrasia mexicana

    El contexto es bien conocido: la película Emilia Pérez, dirigida y escrita por Jacques Audiard, es un compendio de ambiüedades culturales, malas actuaciones que rayan incluso en lo vergonzoso, fotografía mediocre y un guión abiertamente flojo. Una película irrelevante en todos los aspectos.  

    ¿Es la primera vez que surge algo tan horroroso? ¡Claro que no! El cine occidental, en casi todos sus géneros (incluso el documental), se caracteriza por atributos similares: Es caro, xenófobo, insustancial e irrelevante.  

    “Emilia Pérez es un compendio de ambigüedades culturales, malas actuaciones que rayan incluso en lo vergonzoso, fotografía mediocre y un guión abiertamente flojo.”

    Escena icónica de "hombre en llamas" e filmada en calles de la colonia Roma CDMX

    Por ejemplo, en 2004, la película “Hombre en Llamas”, que trata sobre un agente afroamericano encarnado por Denzel Washington que rastrea a una banda de secuestradores en CDMX para recuperar a una niña rubia rica, se convirtió en el número 1 de taquilla de ese año. La película es entretenida, pero francamente mala y, sin entrar en más detalles, estereotípica. Pero le fue muy bien; no parece haber incomodado demasiado.

    En 2018 se estrenó Narcos: México, una serie méxico-americana distribuida por Netflix, donde se pretende narrar, desde la perspectiva de la DEA, la historia del narco en México y su crecimiento durante los últimos 50 años. Aunque la serie goza de buenas actuaciones, un guión sólido y más o menos documentado, y muchos otros elementos que la hacen un contenido interesante, es en muchos sentidos vaga, miope y tendenciosa. La línea narrativa de este contenido se dirige a establecer que los narcos mexicanos, por algún motivo, se han abierto paso en el mundo y especialmente en Estados Unidos, muy a pesar de los generosos y constantes esfuerzos del gobierno norteamericano y la DEA… Es decir, sabemos lo que el gobierno norteamericano y la DEA son, ¿no?

    La lista es interminable, pero en 2019 surgió una película que en mi opinión destaca, ya que a pesar de su vaguedad discursiva y lo que siempre he considerado un guión basado en el desconocimiento por desprecio y otros muchos detalles, tuvo en general un buen recibimiento del público nacional, incluso premios por ahí. El mexicano Gael García Bernal se estrenó como director con “Chicuarotes”, una película que pretende retratar, con una historia al estilo del canal de las estrellas, la supuesta realidad de los pobladores de San Gregorio Xochimilco. Una historia tan poco sólida que bien pudo ser grabada en Nezahualcoyotl, como en Oslo, como en París, y conduce a sus personajes, durante el buen rato que dura, a pasar por situaciones que se le van ocurriendo a García casi de forma aleatoria, pero que no culminan ni llegan a un punto en particular. ¿No debería ser escandaloso que un supuesto cineasta nacional (cineasta por privilegio, no por carrera) hable de manera tan imprecisa y poco fiel de un contexto que conoce sólo de segunda mano? Al parecer no, sólo porque se trata de Gael García Bernal.

    Gael García Durante la filmación de "Chicuarotes" en el pueblo de San Gregporio Xochimilco.
    Gael García, durante el rodaje de Chicuarotes. Imagen extraida de “El canal de las estrellas”

    Pero… ¿Qué necesidad?

     

    Me obligué a ver Johanne Sacreblú, solo para poder confirmar algo que a primera vista se intuye, pero que además se declara cuando leemos “Un Homenaje a Emilia Pérez”. Si bien hablar de Emilia Pérez vale poco la pena más allá de lo que ya sabemos, esta supuesta sátira es mucho menos que eso. Un humor mexicanizado de clase media, burdo, forzado a parecer mordaz, pero poco eficaz en su contenido. Vacuo en términos generales, pero muy exitoso a nivel digital y mediático.

    Es importante ignorar quién produjo esto, y el nombre de los participantes de esta pieza no es relevante tampoco, pues no se trata del “quién” sino del “¿Qué pedo con esto?”. Lo que está en el trasfondo, es lo que considero interesante de analizar, porque, como intenté ejemplificar al inicio de esta columna, forma parte de lo que parece ser un síntoma de nuestra cultura. Si retomamos el motivo de todo este revuelo, una pregunta que considero conveniente desarrollar es: ¿Vale la pena responder a cosas como esta película?

    En términos de comunicación, la acción de interactuar como respuesta a un estímulo equivale simbólicamente a otorgar validez a este. Nuestra respuesta puede tomar el valor e intensidad que consideremos necesarios, pero el nivel de intensidad que apliquemos en esta determina en gran medida la trascendencia que estamos otorgando a este estímulo. Si nuestra respuesta es potente, significa que, en efecto, consideramos el estímulo como algo suficientemente relevante. Ahora, ¿Es Emilia Pérez suficientemente valioso para ocupar nuestras reflexiones e incluso trastornarnos a nivel idiosincrático? Me parece que Emilia Pérez, como mucho, es sólo relevante para hacer unos cuantos memazos.

    Pero suponiendo que lo fuera (trascendental); claramente la realizadora de esta casi sátira lo consideró como algo suficientemente importante para realizar su “respuesta”. No solo ella, sino todas las millones de personas que han reaccionado, respaldado, compartido y carcajeado con este contenido, se sienten representadas con esta visión. Y especialmente complacidas con este formato de respuesta que yo llamo “Discutir ladrando”.

    Una vez que asignamos un valor al estímulo que recibimos, la manera en que respondemos a este determina muchos rasgos nuestros, especialmente nuestra inteligencia comunicativa, que podría ser incluso no verbal. Tomando en cuenta que Emilia Pérez es una película esencialmente ofensiva para la cultura mexicana, pero también una película pobre por muchos otros motivos: ¿Es responder a una presunta ofensa con otra, una posición inteligente? Considero que no. No solo es formular un supuesto discurso en el mismo nivel del anterior, sino participar de todo debate en esto, tiene además tintes auto degradantes. 

    Esa tendencia de discutir a ladridos

    Una de las escenas más supuestamente “mordaces” de Johanne Sacreblu

    El revuelo que la anti-sátira de Johanne Sacreblu ha estado generando en redes y a nivel mediático durante las últimas horas me parece un síntoma preocupante de nuestras cualidades críticas como mexicanos, y de nuestra identidad cultural, que a menudo tiende a ser más bien superficial en términos “humorísticos”. Responder con supuesto ingenio y “picardía mexicana” a un gesto de desprecio explícito es, en mi parecer, por lo menos indigno, pero pueril como una batalla de raperos o  una pelea de chismógrafo en la secundaria; degradante como un certamen de belleza; corto como un debate entre youtubers; pero además, en su contenido sumamente pobre.

    Lo que es más, el vuelco de apoyo en masa a este contenido, como una señal de humor y orgullo mexicano, confirma para mi grandes hallazgos de las maneras en que, como cultura, solemos conducirnos e interactuar, especialmente frente a situaciones adversas que, en mi opinión, requerirían un poco más de inteligencia que el simple humor Derbezero con el que Emilia Pérez obtiene un presunto posicionamiento por parte de la sociedad mexicana.

    Me diría el sofista del pueblo: -Lo que tú tienes, es envidia. ¿Lo podrías hacer mejor? ¿No veda?.

    Y es que, sería suficiente con nunca haber hecho ninguna de ambas ocurrencias. No hay manera de hacer bien algo que desde su concepción, es trunco, tampoco hay motivo para discutirlo. 

    En retórica, se conoce como “Falacia” a un discurso que podría parecer valido a simple vista, pero carece de elementos lógicos para serlo. Todo este trend de Emilia Pérez, pero especialmente su “respuesta desde “Johanne sacreblue”, esta lleno de ellas.  Discursos falaces no solo en uno, sino en varios niveles. Diría que es una especie de Oda.

     

  • La experiencia de la disolución

    Esa vez estábamos tumbados en el pasto, no conversábamos acerca de nada, principalmente porque no podíamos hacerlo, en realidad nunca se nos ocurrió que pudiéramos encontrar la manera de lograrlo. Digo que estábamos tumbados porque es la posición en que yo me mantenía. El, ¿o ella?, eso, de hecho estaba inerte en una postura que era, supongo, algo muy natural para él,  ¿o eso?.

    Simultáneamente decidimos incorporarnos, y comenzamos a andar, yo caminaba con la torpeza habitual que me quedó desde que perdí aquel miembro, (todos piensan que por ser fácil pueden desarmar insectos indiscriminadamente,  arrancarles alas, patas o antenas, y que eso no supondrá ningún perjuicio para ellos en el futuro. Sin embargo al mutilarlos y posteriormente liberarlos con vida, la realidad es que uno los condena, y entonces son como muertos vivientes, ni juegan, ni cogen, no van a fiestas y desde luego no tienen amigos, mucho menos hijos, solo viven y tarde o temprano, mueren solos).

    Durante nuestra caminata pude observar lo lento que era mi andar respecto a ¿Ella?, un poco por nuestra diferencia de dimensiones, otro poco a causa de la ausencia de una de mis extremidades; no tardó en mostrar su impaciencia, o lo que deduzco como tal, así que comenzó a tirar de mi.

    La caminata era larga y accidentada, al menos para mi, y transcurría en silencio, aunque impersonal, puedo asegurar que fue el paseo más armonioso del que pude disfrutar, sobre todo porque mi andar al unísono de ¿el? Era completamente voluntario, minutos antes había decidido dejar de resistirme, y aceptar mi nuevo destino, entonces lo hice con gusto. 

    Así fue que pude reparar en todos los detalles que nunca había advertido  y se desplegaban impresionantes ante mi, la noche tan bonita, el aroma de la hierba, los sonidos nocturnos; desde mi cerebro de insecto me asombré de lo imponente y hermoso que era el andar de ¿eso?, cuidadosamente articulado en cada movimiento. No saltando, no arrastrándose, simplemente se desplazaba con gracia y exactitud.

     Entonces comprendí el motivo de su premura, empecé a notar como algunas zonas de mi interior comenzaban a perder volumen y hacerse aguadas, de pronto me di cuenta que estaba convirtiéndome en una especie de contenedor de jugo, así que decidí acelerar mi paso, la experiencia de disolución estaba comenzando a afectar mis ideas y pronto mi cerebro sería parte del mismo licuado, además, estaba determinado a experimentar hasta el último detalle de mi destino final.

    Por fin llegamos a su casa, para ese momento yo me encontraba completamente paralizado, pero por suerte aun consciente, me arrastró hacia adentro y en el proceso se desprendió uno de mis ojos. No tardó en comenzar, así que observé con mucha curiosidad y ya sin dolor; miré cómo inició el ritual de limpiar sus piezas bucales y se dispuso a beberme. 

  • Altar Sonora: Culto al sonido

    Altar Sonora: Culto al sonido

    Es curiosa la manera en que evoluciona todo a nuestro alrededor en muy poco tiempo. Hace pocos años, un gran volumen de músicos independientes fijaba sus objetivos e ideales en conseguir un solo éxito que sirviera de pretexto para levantar toda su carrera. Todo esto con una visión ingenua de la idea del estrellato y el éxito que nos han vendido durante años las industrias gringas. La visión de los proyectos independientes (muchos) ha evolucionado a tal grado que hablar de éxito y medios es casi un tabú, pues refleja un grado máximo de ingenuidad.

    De repente, es fácil mirar hacia arriba y darse cuenta de que la gente famosa y los proyectos musicales mediáticos no son necesariamente los más interesantes, ni los más listos. Siempre ha sido así, pero hoy más que nunca la fama es una enfermedad casi exclusiva de subnormales. Se echa un vistazo atrás y bandas icónicas como Caifanes, Santa Sabina, La Castañeda, etcétera, terminaron por volverse irrelevantes y no representan más que a los nostálgicos, que por cierto van de salida. ¿Qué hace un músico creativo que tiene mucho por decir y nada que perder? Respuestas hay por miles y todas muy interesantes. Lo que Altar Sonora decidió hacer fue un culto al sonido.

    La semana pasada, me reuní con Carlos y Félix Fragoso, líderes de Altar Sonora, oriundos de la zona de Tulyehualco en Xochimilco. Carlos y Félix, junto con Yunuén y Tonatiuh y Giovanny, forman Altar Sonora, una banda experimental que mezcla el funk con la música progresiva y que, en cada ocasión que los veo en vivo, suena un poco mejor que la anterior. Fuimos a un bar de Tulyehualco llamado Rapsodia Pizzas. Después de la primera cubeta, decidimos subirnos al billar que el bar tiene en la planta alta.

    ¿Cómo surgió Altar Sonora?

    Carlos- Nuestra intención es rendir homenaje al sonido. Para nosotros, cada show es una ceremonia sónica, un tributo a la riqueza de la cultura mexicana.

    Queremos plasmar nuestro arraigo cultural y toda la riqueza que nos representa.

    Como fundadores del proyecto, Carlos y Félix decidieron enfocar su labor creativa en las raíces latinoamericanas, combinadas con efectos y arreglos electrónicos. Ambos músicos coinciden en describir su música como “oscura y visceral”, pero desde una visión ancestral y folclórica. El contexto cultural de ambos es una influencia constante en la esencia de su música.

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    ¿Cómo es el proceso creativo de Altar Sonora?

    Carlos- Félix y yo llevamos varios años trabajando en el sonido que queremos obtener. Conforme los integrantes se han sumado al proyecto, hemos podido moldear lo que ahora es Altar en vivo.

    Félix- Nos gusta enfocarnos en hacer cosas que nos gusten sin buscar fórmulas o algo similar a alguien. Nuestra guía para componer son siempre nuestras raíces latinoamericanas y tener toques progresivos. Experimentamos con recursos actuales, como los efectos electrónicos, pero sin dejar de lado los instrumentos acústicos.

    ¿Cuáles son las influencias de Altar Sonora?

    Altar Sonora es una banda cuyas influencias están mucho más allá de la simple imitación. Algo muy interesante entre bandas emergentes oriundas de esta parte de la ciudad es que los proyectos suelen tener fuera de su panorama de influencia a otras bandas o músicos renombrados. El concepto de “influencia” en Altar Sonora está concebido por ellos como un bagaje cultural, propio de su contexto. Por otro lado, no hay necesidad de adoptar discursos ajenos; ellos están creando su propia historia.

    Carlos – Uno podría pensar en influencias musicales, pero desde nuestra perspectiva, hay una influencia poderosa en libros como El llano en llamas o Pedro Páramo de Juan Rulfo. Libros que retratan una idiosincrasia mexicana oscura, muy visceral. Las películas de David Lynch, y ese surrealismo sórdido.

    “Uno podría pensar en influencias musicales, pero desde nuestra perspectiva, hay una influencia poderosa en libros como El llano en llamas o Pedro Páramo de Juan Rulfo” . Carlos Fragoso

    ¿Xochimilco define su estilo?

    Carlos- Definitivamente. Xochimilco conserva mucho folclore; en todas partes hay grandes músicos, maestros, compositores. Vivimos rodeados de colores y sonidos; Altar recoge todo eso.

    Félix- Para nosotros es importante estar orgullosos de nuestras raíces y respetar nuestras tradiciones y costumbres. Nuestra familia ha sido persistente en acompañarnos y enseñarnos acerca de nuestro contexto. Nos ha ayudado a entender la historia de nuestro entorno; los conceptos con los que nos valemos son algo que nos ha regido toda la vida.

    ¿Qué retos enfrenta Altar Sonora para crecer?

    Una de las metas de Altar Sonora es generar curiosidad y conexión emocional con su audiencia. Hablaron sobre la experiencia de tocar en vivo y cómo cada presentación es una oportunidad para crear un vínculo especial con el público, llevando su música más allá de lo auditivo, hacia lo emocional y lo vivencial.

    Carlos – Para conseguir nuestro objetivo de llegar a mayores audiencias, los recursos digitales son siempre una herramienta muy valiosa, pero también pueden ser una simple fachada. Nos interesa más crecer artísticamente de forma orgánica.

    Según Félix, la pasión por la música que comparten todos los miembros es un ciclo que se alimenta constantemente. Cada integrante de la banda imprime su propio estilo y manera personal de ejecutar, y eso enriquece al proyecto musical.

    Para Carlos, la conexión entre los miembros va más allá de la propia música; es más bien una fraternidad donde lo que importa es estar juntos y pasarla bien. Altar Sonora no son solo los miembros de la banda; hay más gente ahí.

    Altar sonora en vivo

    En vivo, Altar Sonora proyecta todo lo que podríamos imaginar cuando escuchamos la palabra “psicodelia”: energía y coordinación, matices y contrastes. La batería precisa de Félix, el bajo poderoso de Carlos, las guitarras coloridas de Yunuén, y Tonatiuh en los samples, junto con la nueva integración de Giovanny, que da color y volumen a sus ejecuciones, con arreglos de teclado.

    Ir a alguna de las tocadas de Altar Sonora es siempre gratificante. Para Carlos y Félix, la conexión que pueden lograr en vivo es insustituible, llena de adrenalina, y una oportunidad de contar una historia distinta en cada ocasión.

    Colectivo ciempiés

    Altar Sonora forma parte del colectivo Ciempiés, que busca hacer comunidad entre músicos independientes y dotar de exposición a propuestas originarias de Tláhuac. Este esfuerzo no solo ayuda a fortalecer la escena musical local, sino que también promueve la diversidad y la creatividad dentro del panorama musical de la Ciudad de México.

    Altar Sonora no solo es una banda; es un movimiento que celebra la riqueza cultural de México, la creatividad colectiva y la conexión emocional a través de la música. Con su enfoque en las raíces y su compromiso con la comunidad, están dejando una huella significativa en la escena musical contemporánea.

  • La Orquesta Filarmónica Internacional presenta “Horror Symphony“,

    La Orquesta Filarmónica Internacional presenta “Horror Symphony“,

    Con casi un año de existencia, La Orquesta Filarmónica Internacional presenta el programa “Horror Symphony“, un desafío fuera de lo ordinario que incluye música de películas emblemáticas de terror como “El Exorcista” y “Psicosis”. Los conciertos se realizarán el 19 de este mes en el Teatro Isabella Corona, con funciones a las 5:30 y 8:00 de la noche. Los boletos están disponibles en Boletopolis, y es un evento que invita al público a sumergirse en un ambiente temático y familiar.

    Rompiendo los moldes convencinales de la música clásica, el nuevo programa titulado “Horror Symphony”,  se llevará a cabo el 19 de este mes en el emblemático Teatro Isabela Corona, promete ofrecer una experiencia única al público, fusionando la música clásica con las icónicas bandas sonoras de películas de terror como “El Exorcista” y “Psicosis”. Con funciones programadas a las 5:30 y 8:00 de la noche, los amantes del cine y la música están invitados a sumergirse en un ambiente temático que evoca la magia y el misterio del género.

    El reto de la música clásica

    Este innovador programa surge como respuesta a los desafíos enfrentados por los músicos durante la pandemia, un periodo que dejó huellas profundas en la industria. La Orquesta Filarmónica Internacional ha logrado conectar con su audiencia de manera sorprendente, mostrando no solo su talento, sino también su compromiso con la cultura y el arte. La música, en este contexto, se convierte en un lenguaje universal que une a las personas, permitiendo que cada nota resuene con las emociones de quienes la escuchan.

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    El evento está diseñado para ser una experiencia familiar, donde tanto los músicos como el público se integran en un espectáculo interactivo. Los integrantes de la orquesta, que se han convertido en una familia a lo largo de su corta trayectoria, se disfrazarán para sumergir a los asistentes en el mundo del terror, creando una atmósfera envolvente y cautivadora. La directora artística Diana Rubio  ha enfatizado la importancia de las reacciones del público, que enriquecen la experiencia musical y hacen que cada presentación sea única.

    La selección de las piezas musicales no es casualidad. Se han elegido las obras más emblemáticas del cine de terror, un proceso que ha involucrado la colaboración de talentosos arreglistas de la orquesta, quienes han trabajado arduamente para transformar estas icónicas melodías en interpretaciones orquestales. Este enfoque no solo rinde homenaje a los clásicos del género, sino que también busca atraer a nuevas generaciones a la música clásica, mostrándoles su relevancia y versatilidad.

    Los boletos para “Horror Symphony” ya están disponibles en Boletopolis,

    Aunque el espectáculo está dirigido a un público mayor de 15 años, la propuesta es lo suficientemente intrigante como para atraer a todos los amantes del cine y la música. Este evento no solo representa una oportunidad para disfrutar de la música en vivo, sino también un momento para reflexionar sobre el impacto que la música y el cine tienen en nuestras vidas.

    “Horror Symphony” es más que un concierto; es una celebración del arte, un homenaje a las emociones que evocan las bandas sonoras del terror y una invitación a disfrutar de una experiencia única que promete dejar huella en cada asistente. ¡No te lo pierdas!

  • Reggae pa ́l oriente – ¿Cómo se puso? 

    Reggae pa ́l oriente – ¿Cómo se puso? 

    Para toda persona nacida en el siglo anterior sin importar la década, especialmente gente de arte (del verdadero) y musica, familias y los gestores de la real contracultura; vivir el siglo XX es un verdadero privilegio, pues nos asoma a un enorme contraste de lo que México ha sido antes y después del nuevo siglo. 

    Las cosas son muy distintas a lo que solían ser en lugares como la capital del país. No sólo en términos de la manera en cómo interactuamos con la “autoridad”, sino de la propia convivencia entre asistentes a eventos masivos. Claro que esta es una breve crónica muy reducida en términos de lo que “contracultura” significa. Los problemas de este país son tan grandes, y afectan quizá hoy más que nunca, a comunidades autónomas, defensores de la tierra, activistas ambientales y de derechos humanos, que vale preguntarse. 

    Esta videocrónica es más bien para hablar sobre la manera en que la sociedad capitalina ha evolucionado, adoptando eventos y expresiones que en otros tiempos estaban reservadas para la “juventud” y que ahora son actividades de esparcimiento abiertamente familiares. 

    Nos asomamos al evento Reggae pa ́l oriente” que se celebró el sábado 6 en el Faro de Oriente de la alcaldía Iztapalapa. Un evento en conmemoración de Gerardo Pimentel, el Zoppi,  que además de ser fundador de la banda Antidoping, y tallerista del mismo Faro de Oriente durante varios años, fue una reconocida figura de la escena del Reggae mexicano. 

    La influencia del Zoppi es grande, no solo a nivel nacional, sino en todo América Latina, donde proyectó al Reggae como un movimiento cultural abrazado masivamente de este lado del continente. 

    En el evento participaron bandas icónicas del Reggae mexicano, como Ganja, Los Rastrillos, Los de Abajo, “La comuna” y más.  Estuvimos por un rato, intentando pasar a la zona de prensa para entrevistarnos con algunas de las bandas que se presentaron ese día, pero a medida que el evento avanzaba, decidimos pasar de eso, y conversar con quienes tienen cosas más interesantes qué decir sobre contracultura: Los asistentes  del evento. 

    Familias completas, parejas de todas las edades, grupos de amigos, banda solitaria y de toda clase, unos chacalones por acá, otra familia joven por allí, niños en todos lados, y un ambiente amable y festivo dentro y fuera del Faro.  Estos son algunos de los testimonios que logramos conocer del público que asistió al “Reggae pa´l oriente”:

  • Calaverx o morir

    Calaverx o morir

    ¿Qué sentido tiene persistir en algo haciendo lo mismo una vez tras otra? Convertir todo acerca de ti, en un discurso que se repite por siempre a través de los años, en espera de alguna especie de consagración. En el arte, la música, el cine, incluso en la vida cotidiana, lo que se mantiene constante, es el miedo a reinventarse, persistir a través del tiempo, pero siempre evolucionando. Cuando uno escucha a Calaverx, sabe bien que son músicos persistentes, que vienen de tiempo atrás, pero están apostando en algo totalmente renovado.

    En otra ocasión platicaremos acerca de esto de la “persistencia”;, músicos, artistas visuales, cineastas, escritores, etc., que viven anclados a sus viejas victorias y que nunca encontraron (quizá por flojera, quizá porque nunca fueron tan buenos) una manera interesante de evolucionar. Esta ocasión se trata de todo lo contrario. Calaverx, un proyecto de darkwave que aunque con recientes 4 años de formación, es sólo una fracción de la larga carrera de músicos sumamente experimentados: Manuel Synth, líder y vocalista, Gorche Galatic, Baterista, Amorphius, tecladista y César Producción Visual y DJ, que conforman en vivo un trío sumamente fuera de lo convencional, basado en sintetizadores, cajas de ritmo, samples y la voz característica de Manuel.


    Para alguien que conoce a Calaverx sin tener mayor contexto de la trayectoria de cualquiera de sus miembros, se trata de un show con muchas cualidades reunidas en al mismo tiempo; letras pegajosas y diversas, que bien pueden hablar de desamor, como de conceptos sociales, políticos y contraculturales, sintetizadores sintetizadores y secuencias graves y rasposas, armonías sencillas pero directas e incluso con tintes teatrales, la voz grave y característica de Manuel, un showman en toda su extensión, y una batería y samples electrónicos, simples, ochenteros, pero bien precisos. Se trata en vivo de una combinación cuya mayor cualidad, es la sencillez, pero algo que muy pocos músicos en vivo pueden lograr de manera precisa, o sin un ejército de ingenieros tras ellos. 

    Fuimos a verlos en el concierto que ofrecerían este 26 de junio en la noche de museos, en el palacio de Minería del centro histórico, en un evento organizado por la Facultad de Ingeniería, Picnic Producciones y Reactor 105. La cita a las 6 pm fue puntual a pesar de los contratiempos generados por el aguacero que cayó justo después de las 17:00, lo que obligó al equipo de Calverx a reubicar la posición de su show, del patio central que estaba originalmente planeado, a la entrada del recinto, una decisión difícil de comprender tomando en cuenta que, por la noche de museos, muchísima gente estaría pasando por entre los músicos durante todo su show, esto sin embargo, no pudo con el gran show que el trío de Synth Wave ofreció esta tarde. 

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    A pesar de que todas las canciones de la banda están bien definidas en el mismo género, cada una de ellas es completamente distinguible del resto, ya sea por sus estribillos tan pegajosos y bien diseñados, algún arreglo de sintetizadores, o el beat inconfundible de las cajas de ritmo y el baterista. Nada de guitarras, nada de bajos, lo único orgánico en este proyecto es la voz de Manuel y la Batería.  Pensaría uno sin antes haberlos escuchado, “no es lo mío, me gusta oír las guitarras rasposas”,  la verdad es que nada de eso hace falta, uno ve y escucha a calavera, y es claro que los sintes a tope hacen todo, o más de lo que podría hacer una guitarra espesa. 

    Kokaine, es una de sus canciones icónicas de la banda, (nuestra favorita), Manuel bailando y saltando de un lado a otro, y el público saltando y gritando. A pesar del lugar tan pequeño, la energía encadenada de su secuencia principal, es genuina y potente.Su set pasó por otras canciones como la oscura “Acabame”, la potente “Descontrol”, la mítica Tenochtitlán, Magia negra o la icónica  “Fracaso en el amor”.

    Era notorio que el nervio saltaba de pronto entre los músicos, tener tanta gente pasando cerca de instrumentos tan delicados, podía hacer que en cualquier momento todo pudiera salir mal; nada de eso sucedió, una hora continua cargada de sonidos electrónicos y letras darketosas, sin interrupción, y con el entusiasmo de todos quienes estábamos ahí, viendo a una gran banda evolucionar de otro tipo de proyectos, a una apuesta experimental y totalmente renovada. 

    Con 4 años de edad, Calaverx ya reúne varios logros en su carrera. Desde tocadas en el interior de la república a lo largo de distintos estados, hasta conciertos en Estados Unidos, y Sudamérica.  Para su líder Manuel, y el tecladista principal, esta es solo parte de un amplio recorrido por el rock; años atrás, Desenchufados, su proyecto de punk, cosechó una larga lista de logros, como su participación en el VL.